...la dichosa Calle Principal

Era sábado por la mañana y estaba sentado en el sillón más cómodo de mi sala de estar, leyendo un libro que me desagradaba. ¿Porqué lo seguía leyendo entonces? Suspiré y entonces vi que Elio estaba sobre la mesita mirándome con expresión interrogante. Él debía de estar haciéndose la misma pregunta. Definitivamente cerré el libro, me levanté y lo dejé en la estantería de donde lo había extraido anoche. Ya no sabía que hacer. No tenía nada que hacer en casa, ni en el gramio... Fui a la cocina y por fin pensé que podía hacer. Elio no tenía apenas comida y podía ir a la Calle Principal a comprarle una poca, de paso podría buscar una buena librería.

Me puse una chaqueta larga de terciopelo azul marino y salí a la calle.

- Miau - oí al cerrar la puerta. Al gato no le gustaba quedarse solo. Suspiré.

Salí a la calle y anduve bajo el cielo despejado de aquella mañana.

Entré en la Calle Principal y enseguida encontré la tienda de mascotas que buscaba. Al salir me interné entre el gentío de la calle. Odiaba estar entre tanta gente, me sentía agobiado y como si me asfixiara.

- Debes hacer vida social - pensaba contínuamente. Pero apenas conocía a nadie en aquella cuidad.

Me detuve de pronto y miré a ambos lados de la calle, por si entre la gente podía vislumbrar alguna librería.

- Aah, señor, señor...

Otro sábado más, Night se había escaqueado de sus obligaciones e iba andando feliz por la calle principal, con las manos metidas en los bolsillos y hablando consigo mismo. Había pasado en la escuela todos los sábados desde la tierna edad de seis años hasta hacía poco - en todo caso, menos de lo que pudiera parecer - , y eso lo había traumatizado lo suficiente como para encontrar siempre una excusa medianamente coherente cuando el deber lo llamaba en susodicho día... es decir, todas las semanas.

- Bien, ¿a dónde debería ir ahora? -se preguntó, deteniéndose en una esquina. El Guantelete Bebido lo tentaba, pero la plaza central también, al igual que ir a coger la cinta métrica y hacer preparativos para la próxima investigación del EIC. Aunque eso podía considerarse trabajo... pero el trabajo hecho cuando no debe hacerse también puede ser un placer.

Incapaz de decidirse, echó a andar de nuevo, por si el destino decidía por él antes del final de la calle. Iba ligeramente embobado, y como es natural en una calle tan llena de gente no tardó en chocar con alguien; se tambaleó y casi cayó al suelo, pero consiguió mantener el equilibrio. Entonces observó el otro; había chocado con un joven de cabello blanco y ojos verdes, muy elegantemente vestido. Aún en su mundo, lo contempló por un momento sin expresión, hasta que finalmente esbozó una sonrisa traviesa.

- Vaya, lo siento; ha sido culpa mía -se disculpó- . Es cosa del parche, me quita campo de visión. Espero no haberte hecho daño...